


América Latina depende en gran parte de sus recursos naturales para su crecimiento económico, pero debe reconciliar las demandas de crecimiento con la necesidad de proteger debidamente sus hábitat y recursos para alcanzar un desarrollo sostenible. La lucha de los y las referentes por la preservación del medioambiente, en esta región es sumamente peligrosa: más de tres cuartas partes de los ataques registrados ocurrieron en América Latina. México es el país con el mayor número de asesinatos registrados, con personas defensoras asesinadas cada mes; en Brasil, Perú y Venezuela, el 78 % de los ataques se produjeron en la Amazonía.
La mayoría de estos hechos se enmarcan en la lucha contra proyectos de minería a cielo abierto, megaproyectos extractivos, agroindustria, proyectos de explotación forestal y de las fuentes hidroeléctricas. Eso representa un peligro constante para las comunidades rurales e indígenas, que tienen relaciones ancestrales con la tierra, que se ven forzados a abandonarlas, convirtiéndose en desplazados internos.
ALAS está conformada por más de 70 organizaciones en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perù y República Dominicana.