En el Día Mundial de los Refugiados, que se conmemora cada 20 de junio a partir del año 2001, así como propuesto por las Naciones Unidas para celebrar la aprobación de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, la Red Alas (América Latina Alternativa Social) y sus organizaciones miembros, desean llamar la atención de la comunidad internacional sobre el drama que viven a diario las personas refugiadas cuyas condiciones se han ido agravando a raíz de la pandemia del Covid-19.

Según el informe Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado 2019, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR por sus siglas en inglés), el número de personas desplazadas a la fuerza en el mundo supera la cifra récord alcanzada en 2018, cuando el dato se situaba en los 70,8 millones. A finales del 2019 79,5 millones de personas han sido víctimas de desplazamientos forzados en todo el mundo.
El 40 % de las personas desplazadas son niños y niñas y las mujeres representan el 52% de los desplazados internos.

El informe por primera vez incluye a los 3,6 millones de venezolanos desplazados fuera de su país que necesitan protección, el éxodo más grande de los últimos años en América latina: familias completas, no solamente de escasos recursos sino también de clase media, se desplazan a Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, y otros países de la región buscando mejores oportunidades. En cambio encuentran odio y racismo, y muchas dificultades de naturaleza burocrática para insertarse en las nuevas realidades.



La pandemia Covid-19 también ha acentuado la crisis de desplazamientos internos en América Central. UNHCR ha informado que finales de 2019 la violencia ha obligado por ejemplo a unas 247.000 personas en Honduras y unas 71.500 en el Salvador a abandonar sus hogares, mientras que el resto huyeron a otros países.

De hecho hay evidencias de que los grupos delictivos en esos países y otros de la región utilizan el lockdown para reforzar su control sobre las comunidades.
Miles de personas que huyen de violencia y abusos para caer en la trata y tráfico de personas o para aumentar los índices de pobreza de otros países.

Esas tragedias, como muchas más que cruzan “las venas" de América Latina, debe ser visibilizada y denunciada constantemente, a partir del compromiso y solidaridad entre los pueblos. En ese sentido el compromiso de la Red Alas y sus organizaciones, cuyo objetivo es fortalecer y difundir una cultura de paz, legalidad, justicia social, reparación del daño y mantener viva la memoria de las víctimas, a través del respeto de los derechos humanos, intercambio de informaciones y buenas prácticas.

Para profundizar informaciones sobre el fenomeno: El Universal