En una entrevista con Vatican News, el fundador de Libera lanza nuevamente una señal de alarma contra el crimen organizado durante la pandemia.
La mafia es un «virus» que puede aprovechar el coronavirus, ha enfatizado el fundador y presidente de «Libera», Don Luigi Ciotti. Es importante que el compromiso contra la pandemia no haga pasar en segundo plano los esfuerzos contra las organizaciones criminales. La indiferencia, el egoísmo, el delegar la responsabilidad a otros, la resignación y el silencio deben ser derrotados. Se deben promover principalmente políticas sociales para apoyar el trabajo y la escuela; esta es la verdadera lucha contra las mafias subraya Don Luigi Ciotti.
R. – La presencia criminal no esta marginada, al contrario, está dentro de las grietas de nuestra sociedad. No podemos olvidar que la fuerza, en este caso, de las mafias se encuentra precisamente en esa mezcla de complicidad, a veces incluso de ignorancia, de indiferencia que le permite prosperar y extenderse. Complicidad e indiferencia sacrifican el beneficio, la vida de las personas, nunca lo olvidemos. La lucha contra el mal no debe dejar en segundo plano la lucha contra los virus que han infestado a nuestro país durante décadas: las mafias, la corrupción, las desigualdades sociales, la pobreza, la destrucción y la contaminación ambiental. Pero sobre todo debemos repetirnos que la lucha contra el mal también es contra los virus que han fortalecido y hecho posible estos males, y esto el Papa lo ha dicho siempre con firmeza. Estos males son precisamente la indiferencia, el egoísmo, el delegar a otros la propia responsabilidad, la resignación y el silencio. Por lo tanto, el compromiso de cada territorio se vuelve decisivo e insustituible. Las mafias aprovechan las fragilidades. Las mafias y la corrupción también aprovechan la vulnerabilidad del contexto social: la fragilidad de los servicios, las oportunidades que se presentan y la ausencia de derechos. El virus de la mafia puede aprovechar el coronavirus.
El hecho de que las actividades de producción se detengan casi por completo, hace que las personas sean más vulnerables y las mafias más agresivas …
R. – Hay menos trabajo, las actividades de producción se han detenido. Las mafias no esperan nada más: disponen de un inmenso capital ilícito y esperan sòlo colocar todos estos recursos en el mercado legal. Para favorecer esta situación, surge esta bomba social, que se vuelve más evidente en algunos contextos. Las mafias se aprovechan de estas debilidades. Entre los màs vulnerables, no podemos olvidar a los trabajadores carentes de un contrato, la economìa informal, trabajos invisibles carentes de seguridad social y asistencia. Las organizaciones criminales también se presentan un poco como bancos; por lo tanto es necesario que, en este momento, sea el verdadero sistema bancario quien preste dinero a las personas más frágiles. De lo contrario, las organizaciones mafiosas son las que se presentaran como bancos que conseden préstamos.
Además de las graves amenazas relacionadas con las actividades de las organizaciones criminales, también han surgido múltiples casos de especulación sobre los precios de varios artículos y dispositivos de salud …
R. – Esto es una alarma, como el fraude en internet, sobre la venta de productos falsamente milagrosos para combatir enfermedades, en particular, el coronavirus. Un investigador, amigo de «Libera» en Londres, informa, por ejemplo, acerca del aumento del robo de materiales sanitarios en la capital británica. Los respiradores, las máscaras son robadas. Dispositivos que luego vienen vendidos en los mercados criminales. Las mafias se aprovechan de esta situación. Un aspecto que se nota hoy en algunos territorios es que las mafias actúan como si fueran realidades con el objetivo de asistencia, caridad; cubren necesidades básicas para obtener la aceptación y legitimación de la sociedad. Por ello es necesario que el aparato estatal y los bancos intervengan para detener esta amenaza.
El riesgo de las mafias, vinculado a la grave crisis social están presentes sobre todo en el Sur de Italia. ¿Es posible que las mafias alimenten el viento de la revuelta, de los levantamientos populares para socavar los sistemas y valores democráticos?
R. – Por supuesto, estas señales ya se han registrado. Estas son cosas que en diferentes formas ya han sucedido. Son señales, que ya se han dado, sobre las cuales hay que tener mucho cuidado. No debemos olvidar que en el último informe de la Dirección Nacional Antimafia, entregado hace unos meses al Parlamento italiano, antes del coronavirus ya se hablaba de una fuerte presencia criminal y mafiosa en nuestro territorio. Una presencia en todo el territorio, en diversas formas y modos, en una especie de ‘zona gris’ que presenta una mezcla de legal e ilegal. Así que, ya se había lanzado un grito de alarma, no obstante el gran compromiso del poder judicial y la policía. No olvidemos que el coronavirus dará a las organizaciones mafiosas un impulso mayor. Por lo tanto, es un deber hacer mayor atención, estar más involucrado. Sobre todo, de nuestra parte, es necesario un compromiso por la lucha y la promoción social. Luchar contra la mafia significa trabajo, hogar, familia, educación, cultura. La escuela y el trabajo se vuelven fundamentales. Luchar contra la mafia significa servicios, inclusión social. Las políticas sociales deben ser interpretadas por todos como una inversión, no como un costo. Pueden ser y han sido, en algunos momentos, una fuerza propulsora del desarrollo ecológico y sostenible. Las políticas sociales no son un costo, han sido más bien un volante del desarrollo. Hoy necesitamos de este volante. Yo me sorprendo de quien se sorprende de la situación actual. Seguramente hay personas pertecientes a la mafia que toman ventaja y aprovechan estas situaciones. Nosotros debemos comprometernos, hacer nuestra parte. Vivimos en tiempos difíciles que desafían nuestra esperanza. Pero es aquí, en la dificultad de nuestras experiencias, donde también debemos hacer cuentas con nuestra Fe.
Traducciòn de Patricia Chetingber
Fuente: Desinformemonos
Fuente original: Libera
