En las “favelas” de Río de Janeiro cada día se realiza una guerra entre empujadores de droga y policía u entre pandillas rivales. Es en curso hace años un conflicto implacable, marcado por operaciones de policía que parecen más bien expediciones punitivas, ejecuciones y tiroteos, en que siempre màs las víctimas son adolescentes y niñas/os. Se trata de una verdadera masacre de inocentes, culpables de nacer en las periferias de ciudades como Río.

 Muchas madres de estas jóvenes víctimas, en el curso de los años, se organizaron y se juntaron por llevar adelante su lucha para la verdad y justicia, para restituir dignidad a sus queridos y sentido a sus vidas. Pertenecen en la mayoría a comunidades afrodescendientes, negras, siempre puestas a la margen de la sociedad brasileña.

 Como Red ALAS este año, por el Dia de las Madres, nos parece importante que hablen ellas en representación de todas las madres de victimas y desaparecisas/os de América Latina. 

Carta de las madres y familiares de las favelas de Rio de Janeiro

Esta es una carta con la historia y la lucha de muchas madres y familiares victimas de hijos asesinados, encarcelados y violentados por el Estado y por la sociedad.

Somos las voces de nuestros hijos. Nuestros hijos que fueron baleados en el camino hacia la escuela. Nuestros hijos que recibieron un tiro de fusil en la espalda, jugando enfrente de casa. Nuestros hijos que se rindieron pero incluso así recibieron un tiro en la cabeza. Nuestros hijos que fueron torturados y ejecutados.

No mataron solo cuerpos. Nuestros hijos tenían nombres, tenían rostros, tenían historias. Eran chicos a quienes les gustaban vivir, ser novios, jugar, soñar. Eran genios en matemática, les gustaban cocinar y tantas otras cosas.

Es difícil hablar, tendremos que vivir esa perdida todos los días de nuestras vidas. Todos los días, escucharemos a ellos diciendo: - “mama llegue!” A ellos entrando en casa…Hoy vivimos solo con la mitad de nuestros corazones.

Dicen que somos fuertes, guerreras, pero en realidad no tenemos opción: somos madres y lo que nos mantiene vivas es el amor por nuestros hijos que murieron y por los que quedaron con vida. Cuando un esposo o  una esposa muere, se adquiere el nominativo de viuda o viudo, cuando sucede a un padre o una madre es huérfano. Pero cuando se pierde un hijo, no hay nombre que pueda describir el dolor que sentimos. Pero tenemos otros hijos y tenemos que levantarnos. Buscamos Justicia para continuar estar en pie. Nuestra lucha es para que otras mujeres, negras, periféricas, no sientan nuestro dolor.

La lucha es grande. Somos nosotras que no desistimos de investigar sobre que sucedió y pedir justicia. Muchas veces, la policía no investiga. En el Ministerio Pùblico, las denuncias no se aceptan. O cuando finalmente entramos en el Tribunal, creyendo que Justicia sera hecha,allí matan a nuestros hijos por segunda vez. En lugar de investigar a los culpables por la muerte de nuestros hijos, nuestros hijos pasan a ser los condenados. Otras veces, los entierran como indigentes, y tenemos que luchar para registrar el certificado de óbito que tenía nombre, mamà y papà.

La injusticia y la falta de respeto se repiten en todos los lados: cuando preguntamos al policía: ¿que hicieron con mi hijo? Él nos mirò a los ojos y nos dijo: su hijo está en casa. Pero hay otro policía que llora junto…No deseamos nuestro dolor para la madre de quien matò a nuestros hijos. La justicia mayor sera hecha.

Puedes ser negro, periférico, pero todos nosotros tenemos el derecho de vivir dignamente en el lugar donde habitamos. Y nosotras descubrimos nuestra fuerza en otras madres.¡Viva el Movimiento Moleque, las Madres de Manguinhos, las Madres sin fronteras, las Madres de la Baixada, las Madres del Chapadao! ¡Viva cada madre que lucha! ¡Viva las madres do Acari!

Muchas de nosotras nos hemos enfermado, no conseguimos volver a trabajar. Perdimos lo poco que demoramos tanto en conquistar. Ser mujer, negra y periférica, nunca es fácil. Pero cuando vencemos, nos levantamos, matan a nuestros hijos y perdemos la razón de ser. Nuestros hijos dejan hermanos que hoy dicen tener miedo de morir también y dejarnos solas.

Hoy, cuando miramos otros adolescentes, vemos en ellos a nuestros hijos. Y deseamos vida, protección, oportunidades. Ellos quieren un curso, un trabajo, una vacante de aprendiz.

Queremos decir a los niños y jóvenes que no desistan, que estamos juntos por una vida sin racismo, sin desigualdad. Queremos Justicia, queremos paz, queremos vida. ¡Paren de matarnos!

Firmado por:

Madres de la Baixada

Madres de Manguinhos

Madres de Maré

Madres sin Fronteras

Movimiento Moleque

Colectivo Fala Akari