Las guerrillas estan usando cooperativas para lavar su plata
Según la investigación de la UIAF, que se llevó a cabo con la Superintendencia de la Economía Solidaria, las organizaciones armadas ilegales se han aprovechado durante años de figuras como las cooperativas y los fondos de empleados para blanquear los dineros obtenidos de extorsiones y secuestros, y para apoderarse de recursos del sistema financiero. En 2015, el país contaba con más de cuatro mil organizaciones de economía solidaria, que reportaron ingresos anuales superiores a $16 billones, tenían 5 millones 600 mil asociados y generaban 79 mil empleos directos. El volumen de capital que mueve el sector, sumado a las dificultades que enfrenta el Estado para vigilarlo, han hecho de él uno de los frentes escogidos por las guerrillas para mantener sus ejércitos, beneficiar a las familias de los combatientes, conseguir adeptos y hacer inteligencia. Como prueba de ello, la UIAF y la Supersolidaria identificaron cinco formas distintas a través de las cuales las organizaciones insurgentes le han sacado ventaja a algunas entidades sin ánimo de lucro. Así, la primera de ellas consiste en crear cooperativas o microempresas para criar animales o llevar a cabo actividades propias de la agroindustria. A esas organizaciones, puestas a nombre de juntas de acción comunal, se les entrega el dinero o el ganado que los guerrilleros reciben producto de la extorsión, el robo y el secuestro. Además, las asociaciones reciben recursos de terceros, que invierten por la fuerza o voluntariamente.
Rápidamente, y pese a encontrarse en zonas de guerra, esas cooperativas reportan haber diversificado sus negocios en los sectores agropecuario y agroindustrial. El crecimiento injustificado llama la atención de las autoridades, que, luego de seguimientos, identifican múltiples irregularidades. Entre ellas, que las cooperativas manejan grandes sumas de dinero, compran animales baratos y los venden caros, invierten poco y reciben mucho, no entregan facturas, y les pagan sueldos de ejecutivos a personas que nunca dejan de ser pobres. Además, continúan reportando el mismo volumen de cosechas así haya sequías, lluvias o heladas; reciben plata de exportaciones que nunca realizaron y dicen falsamente que gastaron dinero en insumos o en medicamentos.